El funcionamiento actual del sistema de la cadena de suministro se ve cuestionado debido a constantes retrasos por congestión en puertos. Recién pasado Octubre, los costos medios para enviar un contenedor estándar desde China a la costa oeste de Estados Unidos subió a un tope de 20.586 dólares, casi el doble el costo en Julio y es el doble del precio que en Enero. Pasa con frecuencia que el equipo esencial de manipulación no está donde se necesita pues no hay suficientes trabajadores de almacén para operar. Docenas de cargueros que se encuentran cerca a los puertos presentando retrasos en las entregas debido a los embotellamientos, han convertido la situación en un tema de preocupación. Está haciendo que la inflación suba y esto debilita el crecimiento haciendo cuestionar el modelo funcional que ha estado presente por durante casi 3 décadas.

La cadena de suministro actual obliga a las empresas a que realicen pedidos de precaución para así poder evitar el desabastecimiento. Los consumidores en cambio se enfrentan a precios cada vez más altos y la escasez de productos, especialmente automóviles, zapatos de niños, elementos de ejercicio y aún más ahora que se acerca la temporada navideña.

Existe un sistema que se está derrumbando y debe ser reestructurado. El contexto de la pandemia es el principal causante de los aumentos en las facturas de transporte y los retrasos en las entregas. La situación actual ha generado un corte en gastos como, salidas a cines y eventos sociales, por lo cual hace que se genere más gastos en bienes tangibles como portátiles, bicicletas, entre otros; lo que provoca una crecida de importaciones abrumadora a los canales de carga. Esta crisis expone las debilidades en el transporte y la falta de inversión en puertos genera una falla crónica en la cadena.

De modo tal que no hay otro modo más que plantear soluciones que permitan el constante flujo de carga en especial cuando se presentan embotellamientos en los mismos puertos debido a concurrencia de barcos en los más .