El transporte marítimo empieza a mostrar los primeros signos de debilitamiento. Tras dos años de resultados récord impulsados por el aumento de los volúmenes, los precios y los consecutivos retrasos portuarios.

Especialmente ahora, con los consumidores cambiando sus patrones de gasto, la inflación mundial galopante y el temor a una inminente recesión. Los signos apuntan a la próxima normalización del mercado a la que los ejecutivos del sector han aludido en los últimos meses.

Sin embargo, las incertidumbres significativas afectan al transporte marítimo en los últimos tiempos, cuando se habla de demanda y oferta la situación es inédita. Aunque los resultados siguen siendo elevados en comparación con el mercado anterior al COVID, un impacto notable ha afectado a las tarifas y los precios, así como a la actividad en los mercados de activos.

Aunque los volúmenes, que son los impulsores de las tarifas y los precios, la rentabilidad y la congestión, bajaron en marzo de 2022 en comparación con 2021. Además, los volúmenes en Oceanía y Europa fueron especialmente débiles en marzo de 2022. América del Norte siguió aumentando su producción, pero también mostraron tasas de crecimiento más lentas en muchos lugares.

Cambios en el transporte marítimo  

Las empresas han tenido que aceptar periodos de fletamento mucho más cortos, que por término medio se han reducido a dos años desde un máximo de cuatro años a mediados de 2021. Al mismo tiempo, los precios de los buques de segunda mano parecen haber tocado techo por el momento y el número de transacciones ha disminuido considerablemente, mientras que la contratación de nuevos buques y el aumento de los precios también se han ralentizado en 2022.

Al margen de las incertidumbres del transporte marítimo, la actividad de contratación ha sido elevada desde el cuarto trimestre de 2020 y desde entonces se han firmado 6,3 millones de TEU en nuevos contratos. Las entregas de estos buques comenzarán en 2023, pero muchas se producirán en 2024 y 2025.

Posiblemente, la flota mundial de contenedores crecerá un 3% en 2022; sin embargo, ese crecimiento se acelerará en 2023 hasta casi el 8%, alcanzando los 27,4 millones de TEU a principios de 2024. Parte del crecimiento podría verse compensado por la actividad de demolición, que si bien se ralentiza durante los picos de demanda, podría verse impulsada por las nuevas normativas medioambientales. Como el EEXI (Energy Efficiency eXisting ship Index) y el CII (Carbon Intensity Indicator), que entrarán en vigor en 2023.

Muchos indicadores del transporte marítimo apuntan a una ralentización del crecimiento de la demanda, especialmente en el comercio regional y de cabeza durante 2022 y 2023. Todo esto, combinado con el crecimiento de la flota y los nuevos requisitos medioambientales para el transporte marítimo, promete un periodo lleno de oportunidades en la cadena de suministro.

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